La noche soñada. Rosario Central inició 2020 con un triunfo agónico que lo dejó más lejos de la zona de descenso y a sólo un punto de la cima de la tabla de posiciones, a  sólo seis fechas del final. Fue 2 a 1 a Huracán, con los hinchas enfervorizados por un éxito que ilusiona.  

Por la fecha 17 de la Superliga de primera división, en el regreso de Marco Ruben como centrodelantero titular, el elenco de Diego Cocca se impuso merced a los goles de Sebastián Ribas y de Fabián Rinaudo, que dieron vuelta el 0-1 que había marcado Norberto Briasco.

De mayor a menor, con un buen primer tiempo en el que mereció irse al descanso arriba en el marcador y un segundo acto que lo encontró abajo y nervioso, lo pudo dar vuelta porque nunca cejó en el intento (sin claridad, con mucho empuje) y porque Fito se inspiró para sacar un remate inatajable e inolvidable.

La formación de Cocca fue más que su rival en el primer tiempo, manejó más la pelota y tuvo las mejores ocasiones: a los 21', Brítez (lateral derecho) envió un centro bajo y fuerte que nadie pudo empujar; a los 29’ Gamba no llegó a un excelente pase frontal de Ojeda; y a los 43' la más nítida de todas, Zabala cabeceó desviado en el área chica tras centro desde la izquierda de Colazo. 

Cocca se quedó sin voz tras el partido. El saludo con Damonte.


La visita sólo inquietó a través de la pelota detenida, con un par de tiros libres de Droopy Gómez que contuvo sin problemas el arquero Jeremías Ledesma. Los locales eran más y merecían el primero.

Pero en el segundo tiempo, pese al buen inicio centralista, el dominio se apaciguó. Y de a poco Huracán lo emparejó. El gol llegó a los 17 minutos, gracias a un gran disparo cruzado y bajo de Norberto Briasco, que recogió el balón por la derecha dentro del área tras un centro atrás y venció la resistencia de Ledesma.

Nervioso, dubitativo, sin Gamba y con Ribas en cancha, Central no encontraba la fórmula pare llegar con claridad y penetrar la defensa. A los 36', Ledesma le tapó un mano a mano clave a Ojeda y lo mantuvo en carrera. Parecía que los de Damonte lo iban a iquidar de contra. 

Pero a los 38', el ingresado Joaquín Pereyra envió un gran centro de zurda de una pelota parada y Ribas estrelló su cabezazo en el travesaño, con la mala fortuna para el arquero Silva de que el balón le pegó en la cola y se metió dentro del arco. Era el anhelado 1-1.

Si bien era mejor que perder, Central sabía que no podía dejar escapar los tres puntos. Y a la noche le faltaba más. El desahogo llegó a los 48': Fabián Rinaudo avanzó en soledad desde los tres cuartos, se arrimó al área y se animó a patear, ejecutando un disparo externo con mucha potencia que se clavó en el palo izquierdo de la meta de los de Parque Patricios.

Un grito desaforado que desató el delirio de los hinchas. Y llenó a todo Arroyito de una sana ilusión.