El encuentro de Central con Lanús dejó otro capítulo para analizar, porque independientemente de si jugó bien o mal, sumó su séptimo empate consecutivo, un hecho histórico. En el debe, continúa en la zona roja. En el haber, está invicto, lo que no es un detalle menor. Aunque eso no conforma a los hinchas.

Me crucé el otro día en las calles de Rosario con un simpatizante canalla de nombre Pablo. Físico importante, alto, rubio, ojos claros y con mirada de enojo y voz segura me dijo:"Gato, este Central va a tener que buscar variantes, ya saben todos como juega”. Y a esto agregó: “Ya todos los equipos le agarraron la mano”. Se refería al sistema táctico, lógico. "¿Vos qué pensás?", preguntó.

Me tomé un tiempo y le respondí. Amigo canalla, podemos coincidir que el juego que propone Cocca es muy claro, es un equipo que está sólido abajo, que hace proyectar mucho a Molina por la derecha, que se complementa con Rius en ese sector y que le da resultado al equipo cuando ataca. Además, tiene dos volantes de contención como Rinaudo y Gil, que corren mucho pero no crean. El pivote, el hombre de gran sacrificio, es Riaño que mete, desgasta a las defensas y cuando tiene ocasiones intenta jugar de delantero neto y convertir. Tiene limitaciones pero transpira la camiseta como pocos.

El esquema táctico es muy claro. Si querés, previsible. Pero también lo son River y Barcelona. Lo del canalla no es malo lo que hace, al contrario, es interesante. No tiene variantes tácticas, es verdad. En River y Barcelona si te ponés a pensar todos saben cómo juegan. Sin embargo, son difíciles de poder neutralizar. Son previsibles, con variables de juego, pero porque los nombres propios te permiten esa posibilidad.

El Millonario de Gallardo juega a buscar siempre el protagonismo, con dos laterales que se proyectan durante cada encuentro, un volante que recupera como Enzo Pérez, y generadores varios como De la Cruz, Nacho Fernández y Palacios que también es recuperador. Arriba tiene a Borré y Matías Suarez.

El Barcelona de Valverde es un conjunto que tiene siempre dominio de balón y que te liquida en la ofensiva. Pero tiene a Busquets, Arthur, De Jong y la delantera es letal: Luis Suárez acompañado por Griezman, y la diferencia en el pie de Messi.

Central tenía a Maxi Lovera que hacía la diferencia –a pesar que le había costado adaptarse al puesto y a la titularidad– y hoy no lo tiene el DT y no hay nadie que cumpla esa función. Hay jugadores del plantel que no terminan de hacerse cargo del rol que les toca interpretar y eso perjudica al equipo, al esquema táctico y al resultado final del objetivo programado. Gamba no despega y a Joaquín Pereyra todavía le falta darse cuenta que está jugando en la primera división.

Para concluir, el problema no es el esquema previsible, el inconveniente es la materia prima que está conforma cada uno de los planteles. Si el Muñeco tiene que hacer modificaciones, mira al banco y están Carrascal, Alvarez, Pratto y Ponzio. Si el conductor del Barca necesita meter mano en el banco lo tiene a Dembelé, Rakitik o Vidal. En cambi,o si Diego Cocca quiere modificar su forma de pensar desde lo táctico tiene a Zabala –que perdió la titularidad– Colazo, Jonas Aguirre –que hace mucho no tiene minutos continuados–, Allione o Villagra.

El inconveniente entonces no está en el esquema sin variantes, sino en los nombres que no te permiten realizarlas. Y aún así, por esas cosas del fútbol, Central junto a Boca Juniors son los únicos que no han caído en la Superliga.