Este fin de semana en Interlagos fue un verdadero reto para Franco Colapinto. Llegó inmerso en rumores de un hipotético pase a Red Bull para el próximo año, donde según los trascendidos –nada oficial– la escudería de la latita energizante pondría una cifra cercana a los 20 millones de dólares para lograr su salida de Williams. Es cierto que las posibilidades están, pero nadie desde el paddock de la Fórmula 1 pudo acreditar que fueran verídicos. Aún así para un piloto de solo 21 años puede ser shockeante y estresante resistir a esa presión a solo tres fechas de cerrar el calendario 2024. Más todavía cuando son tan pocas las chances que quedan de ver al piloto argentino en la grilla 2025 de la máxima categoría.
Sumado a todo esto, el jueves el piloto bonaerense se enteró del fallecimiento de su abuelo paterno, Leónidas. El clima festivo del Gran Premio de San Pablo, con una asistencia repleta de argentinos, se volvió gris. Este golpe personal fue un desafío extra para el joven piloto, que llegaba al circuito con el corazón dolido, rodeado de parte de su familia pero decidido a dar lo mejor de sí.
Sensibilizado por el clima personal, el viernes en la clasificación para la carrera sprint del sábado, Colapinto superó la Q1 pero no hizo una buena vuelta en la Q2, quedando eliminado y puesto a largar en el 14° lugar. Su estado de ánimo sin dudas jugó en contra a las expectativas que estaban puestas.
El sábado en el sprint hizo una buena largada y en la pista se encontró a su compañero de equipo, Alex Albon. No pudo atacar, solo respetar el ritmo de su coequiper esperando que pueda avanzar en las posiciones. Finalmente llegó 12°, cometiendo un error en la “S” de Senna y perdiendo el puesto con Lewis Hamilton. Pero se repuso en el relanzamiento de la última vuelta –después del auto de seguridad– y logró superar a Lawson. Buen resultado para retomar confianza en la primera parte del fin de semana.
¿Habría otro condimento más a todo lo contado para Franco? Sí. La lluvia. Las condiciones del clima que alocaron la fecha en el circuito de Interlagos. Posterior al sprint, un diluvio hizo abortar la prueba de clasificación para la final del domingo. ¿Qué decidió la FIA? Clasificar la mañana del domingo y correr la final al mediodía. Primera vez para el piloto nacido en Pilar de correr bajo la lluvia en un monoplaza de F1.
Así continuó el tensionado fin de semana para el joven argentino. Salió a pista el domingo y cuando comenzaba su tercera vuelta rápida de la sesión, se salió ligeramente de la parte menos mojada con su neumático trasero derecho en la llamada Curva do Sol, que sigue a la S de Senna, despistando y golpeando fuertemente contra las defensas del circuito, causando daños serios en el Williams y poniendo en duda su participación en la final.
Después de mucho trabajo a contrarreloj, Colapinto pudo ser de la partida. Largó en el puesto 16 de la grilla. Único representante de Williams, ya que Albon no pudo correr la final por los serios daños que dejó en su coche por un fuertísimo golpe también en la clasificación.
Ya en la final, el argentino hizo una buena largada y luchó contra el poco ritmo que traía el Williams en el pelotón del medio. Nuevamente la lluvia jugó su papel. Franco fue a boxes dos veces en cuatro vueltas para cambiar neumáticos por la intensa precipitación que comenzó a caer en Interlagos cuando se transitaba el giro 30. Fue en la vuelta 31 que Colapinto perdió el control del Williams y volvió a golpear pero de manera más violenta contra los muros de contención. Abandono para el argentino en su quinto Gran Premio de Fórmula 1.
Complejo fin de semana para Franco. Sin dudas que formará parte de su aprendizaje, el cual debe afrontar y transitar todavía con mayor madurez. Pero el contexto es positivo para poner los pies sobre la tierra y que todos puedan entender que un chico de 21 años, que viene a transitar su quinta carrera en la máxima categoría, necesita de tranquilidad y no aportar presión sobre sus espaldas por rumores o trascendidos que puedan surgir sobre su futuro. Restan tres carreras para finalizar el campeonato, para resetear la cabeza y seguir sumando experiencia en la categoría más exigente del planeta.