Una prueba de carácter. Ese era el gran desafío del argentino. Franco Colapinto completó una buena actuación en el Gran Premio de Las Vegas. Dejó atrás el golpazo del día sábado en la clasificación y, otra vez, demostró su talento y determinación en su sexta carrera en la Fórmula 1. A pesar de largar desde los pits, con un auto que pudieron reparar los mecánicos sobre la hora logró remontar hasta el puesto 14, destacándose con una sólida estrategia en el manejo de los neumáticos.
La pista, muy sucia en algunos sectores, presentó desafíos adicionales para los equipos e incluso generó un comienzo de carrera atípico donde los autos realizaban su primera parada cuando recién se transitaba la vuelta 10. El equipo Williams supo aprovechar las circunstancias para ejecutar una buena estrategia en la combinación de neumáticos duros y blandos, aunque el ritmo del coche 43 que maneja el argentino decayó en las últimas vueltas. Franco transitaba la última vuelta en el puesto 13 pero el Williams sintió el desgaste, perdió ritmo de carrera y fue superado por Zhou para cruzar la bandera a cuadros en el puesto 14. Es que cuando faltaba poco para terminar la carrera, el nacido en pilar desgastó las gomas para intentar el sobrepaso sobre Kevin Magnussen. Eso le valió perder mucho grip y que el coche se volviera inestable, lo que aprovechó en la última vuelta el piloto oriental de Kick Sauber para superarlo.
El joven argentino, una vez más, superó a su compañero de equipo, Alex Albon, quien tuvo problemas en la unidad de potencia de su monoplaza y debió abandonar. Más allá de eso, este resultado muestra cómo Colapinto supo revertir un fin de semana complicado y gestionó bien la presión, considerando siempre su condición de aprendiz en la categoría y transitando recién su sexto gran premio en un coche de Fórmula 1. Porque los errores forman parte del aprendizaje de un piloto novato, incluso hay quienes con 100 grandes premios se siguen equivocando y estrellando autos contra un muro o yéndose fuera de los límites de pista por estirar un frenaje. Todo forma parte de un constante crecimiento para el piloto.
Aún así, Colapinto sigue confirmando su capacidad y progreso en la categoría. A medida que sigue ganando experiencia continúa madurando como piloto, dejando claro que su rendimiento en pista es lo que realmente importa y no lo que puede hablar el mundo Twitter o espectáculos sobre su vida privada.
Su futuro promete mucho en la Fórmula 1, en esta carrera nuevamente dio otro paso. Es un camino largo pero el pibe de 21 años sigue demostrando que ya es parte de la atmósfera de la Fórmula 1.