Eric se levantó la remera blanca, que en su frente tenía estampado un enorme escudo de Central, y ante las cámaras de El Tres mostró las 17 marcas de balas de goma que tenía en el cuerpo. El joven, que es socio canalla desde hace 20 años y que tiene pago su abono a la platea del Gigante de Arroyito hasta septiembre de 2020, vivió un verdadero calvario, junto a otros cientos de hinchas, cuando intentó ingresar al estadio para observar el clásico de este domingo.

Eric comentó en De 12 a 14 que “en primer lugar, no había las retenciones que se hacen siempre para organizar a la gente”. Y agregó: "Terminamos abajo de las vallas, ahí fue que nos reprimieron con todo, nos tiraban al cuerpo”.

El muchacho hincha de Central afirmó que tiene “17 heridas de balas de goma solo por intentar ingresar a la cancha”. Y las mostró en cámara.

También destacó que “la gente de Utedyc no estaba” en el ingreso al Gigante por el que intentó entrar y denunció que “los policías tiraban y la gente entraba igual saltando por arriba de los molinetes”. “Yo finalmente pude entrar y no me cortaron la entrada”, dijo.

“Atiné a cubrirme la cara porque me podrían haber sacado un ojo; tiraban a la cara, había chicos”, relató el muchacho.

Eric apuntó que vio “gente que vendía protocolos a 1.600 pesos” y aseguró que “no eran protocolos falsos, eran válidos”.

Eric finalizó: “Tengo pagado mi abono a platea hasta septiembre de 2020, tenía mi entrada para el clásico. Pagué 10 mil pesos para quedarme tranquilo para ir a la cancha y me pasa esto”.

Después, se quedó escuchando el pedido de "disculpas" del vicepresidente de Central, Ricardo Carloni, que fue a dar explicaciones de los sucedido al estudio de De 12 a 14 (El Tres).  

Más y más testimonios

Desde este domingo por la tarde, no pararon de multiplicarse en las redes sociales y en los medios de Rosario, las denuncias de hinchas de Central que la pasaron muy mal en los ingresos a la cancha y que en muchos casos se quedaron sin poder ver el clásico teniendo sus entradas o sus abonos en las manos.

Roman contó que con su familia “siempre llegamos temprano, almorzamos en las inmediaciones del Gigante, tratamos de ingresar por la puerta número 4”. Y añadió que “no pudimos ingresar, con el carnet en la mano, con palcos plateas; dimos vuelta por todo el estadio”.

“La policía nos dijo que no podíamos entrar más, empezaron a tirarnos gases, palazos, balas de goma”, coincidió Roman con los testimonios anteriores.

“Cuando estábamos buscando una puerta para entrar, vimos gente en la puerta 5 que estaba revendiendo entradas de protocolo”, ratificó.