Rosario Central pasó de la ilusión al desencanto en 2024. Tuvo una temporada marcada por la sorpresiva salida de Miguel Russo días antes de jugar el clásico, luego el proceso de Matias Lequi que arrancó de mayor a menor, y la llegada de Ariel Holan.

Un año difícil que también tuvo tintes de suma violencia. La suspensión del estadio por la Conmebol, la coyuntura de una ciudad que no permitió el regreso de un campeón del Mundo. Ángel Di María decidió dejar de lado su sueño del regreso por privilegiar su seguridad y, como si todo eso fuera poco, Central cerró el año manchado de sangre por el asesinato de Andrés Bracamonte.

El Canalla había iniciado la pretemporada tarde. Luego de perder el trofeo de campeones contra River en Santiago del Estero y del debido receso, volvió al trabajo en Arroyo Seco a la espera de los refuerzos. 

El plantel viajó a Uruguay para jugar una serie de amistosos en la previa del inicio de la copa de la liga 2024. Algunos nombres nuevos se hicieron presente, pero otros, se hicieron rogar. Se dilató la firma del colombiano Campaz que no inició la temporada con el grupo y fue protagonista de la novela del verano. 

Con la idea de potenciar al equipo campeón de la Copa de la Liga 2023, para estar a la altura en la competencia internacional, Central inició el 2024 de festejo, copa en mano, celebrando en la inauguración de un Gigante de Arroyito remodelado. 

Por la necesidad de festejar en casa, se trabajó contrarreloj para el debut, pero el nuevo campo de juego del renovado Gigante no estaba en condiciones para el partido ante Banfield, en la segunda fecha de la Copa de la Liga 2024. Central tuvo que mudar la localía a San Nicolás para la puesta a punto del césped.

En paralelo, los días pasaban y la novela de la firma de Jaminton Campaz se transformó en un culebrón. Las negociaciones tensas entre Rosario Central y Gremio de Porto Alegre, el jugador en su Colombia natal, y el equipo sin contar con quien fuese un futbolista crucial.

Campaz, Central y gremio llegaron a un acuerdo para la renovación y se sumó al plantel sin hacer la pretemporada.

En la Fecha 7 de la Copa de la Liga, el 25 de febrero, se dio la primera evaluación de fuste para los de Russo. No fue una característica del equipo imponerse de visitante y el clásico en el Coloso del Parque era la medida. No la pasó bien, lo sufrió, Newell's no embocó las que tuvo en el arco de Broun y en el minuto 12 del complemento apareció nuevamente Malcorra para poner el único tanto del partido para mantener el invicto de Russo en los clásicos.

 

Sin tener un gran desempeño en el torneo, y tras vencer por penales, con lo justo a Douglas Haig por los  32avos de final de Copa Argentina, llegó el momento más esperado. El debut en la Copa Libertadores de América, en grupo complicado.

Central iniciaba con Peñarol en el Gigante de Arroyito. En un partido más que apretado, con Modica pidiendo pista desde el banco, el Canalla logró romper el marcador a través de Carlos Quintana. La historia terminó en escándalo, al margen de la buena victoria de los rosarinos ante los uruguayos.

Central hiló seis partidos sin conocer la victoria. Hizo una buena presentación ante el Atlético MIneiro en Brasil, quizá de lo mejor del ciclo, a pesar de la derrota. En la fecha 3 de la Libertadores, hubo un quiebre donde sin dudas se empezó a despedir del torneo. Empate en Venezuela ante el Caracas con una paupérrima actuación general.

Tuvo que recibir en el Gigante al Mineiro en un estadio sin público, tras la sanción por importantes hechos de violencia ocurridos en el primer juego: justa derrota por la mínima. Cumplió goleando al equipo venezolano de local y le tocó definir la clasificación a octavos en el Campeón del Siglo ante Peñarol, en la última jornada. Estaba obligado a ganar. Cayó 2 a 1 y se despidió de la Libertadores. Terminó tercero en el grupo y pasó a jugar la Copa Sudamericana.

Con renovado objetivo, el mundo Central comenzaba a soñar en grande. Dos grandes motivos sostenían la expectativa. El primero, la inminente vuelta de Marco Ruben, dejando atrás el retiro. El segundo, la gran ilusión del regreso de Ángel Di María.

Marco redebutó un 2 de junio con un estadio explotado ante Lanús. Se jugaba la cuarta fecha de la Liga Profesional. Ingresó desde el banco de suplentes por Agustín Modica. Central perdía y -como no podía ser de otra forma- en la última acción de la noche Marco Gastón Ruben volvió a gritar. 

De todos modos, la alegría no dura para siempre y la primera piña no iba a tardar en llegar. Rosario convulsionada, hechos de violencia, algunos de ellos puntualmente dirigidos a la familia y al círculo íntimo de Di María. El campeón del mundo tomó la decisión que abriría la más profunda grieta en los corazones auriazules. Priorizó a su familia y postergó el retorno a casa. En pugna por las responsabilidades, Central y Rosario volvieron al ojo de la tormenta. Ni el gobernador de la provincia quedó afuera de la polémica.

El segundo golpazo iba a ser netamente futbolístico. Una semana antes de debutar en la Copa Sudamericana tuvo que jugar 16avos de final de Copa Argentina ante Barracas Central. Con mayoría de titulares, el Canalla perdió 1-0 con gol de Jonathan Candia.

Pasar de ronda en la Sudamericana trajo calma, la calma que antecede al huracán. Justo contra el Globo, el 27 de julio, Miguel Russo cumplió su partido 300 dirigiendo a Rosario Central. La algarabía de las tribunas no alcanzó para contagiar al equipo de fútbol que cayó 1 a 0.

En la fecha siguiente, la séptima de la Liga, le tocó visitar al Unión del Kily González que ya se perfilaba para ser uno de los animadores del torneo. Volvió a perder 1 a 0. Russo decidió patear el tablero y dar un paso al costado. La renuncia cayó como un balde de agua helada. En 10 días se jugaba el clásico en el Gigante y cuatro días después había que jugar con Fortaleza por la Sudamericana.

El fixture marcaba, Gimnasia en La Plata, Newell 's de local, Fortaleza en el gigante, Independiente en Avellaneda y la vuelta de la serie con Fortaleza en Brasil.

Tras varias negativas, la comisión directiva encontró respuesta en casa. Le llegó el momento a Matías Lequi. Había pasado por todas las etapas formativas como entrenador, pero fueron sus primeros pasos en la máxima categoría. Se puso la mochila al hombro y con triunfo ante Gimnasia.

El debut de Lequi en el Gigante de Arroyito fue la tarde del 10 de agosto. El rival, el de toda la vida, Central se enfrentaba a Newell's con técnico interino. El partido rumbeaba para un empate y encima Ruben había salido lesionado en el primer tiempo.

La historia cambió cuando desde el banco ingresó Malcorra. Se reeditaba un tiro libre clásico, ahora contra el arco de la calle Génova. Ramiro Macagno dio rebote y Facundo Mallo rompió la tarde con el único gol del clásico.

Después de esa tarde de principio de agosto la caída futbolística fue exponencial. Central jugó 14 partidos, de los cuales solo ganó 2. Además, quedó eliminado de la Copa Sudamericana. 

Poco después, otra noticia de peso sacudió a Central. El 8 de octubre el futbol rosarino se vistió de luto, la ciudad amaneció con la noticia del fallecimiento de Omar Arnaldo Palma. Al pueblo canalla le tocó llorar a uno de sus máximos ídolos. La gloria centralista tenía 66 años.

Caprichos del fútbol hicieron que Miguel Russo volviera pronto al Gigante de Arroyito, pero ahora en la conducción de San Lorenzo, un club sumido en una crisis. Fue en la fecha 22 de la Liga. 1-0 para los de Russo. Esa semana previa, Gonzalo Belloso había encabezado una conferencia de prensa en la que anunció que ya Lequi dirigiría su último partido porque el club había contratado a un nuevo DT: Ariel Holan.

Luego de la derrota con San Lorenzo, Central volvió a ser escenario de la violencia. Andres "Pillin" Bracamonte fue acribillado junto a su ladero a la salida del estadio, a metros del Gigante. Otra vez el nombre de Rosario Central vinculado con la violencia y el crimen organizado. El club fue allanado y clausuraron parte del estadio. 

En medio de la última fecha FIFA del año, Ariel Holan fue presentado como entrenador de Rosario Central. Dirigió cinco partidos y quiso implementar otra idea de juego y estilo. A pesar de su corto camino, ya tuvo su primer gran encontronazo y fue nada menos que con el máximo ídolo: Marco Ruben. Tras ser goleados en el Monumental el goleador cruzó fuerte al entrenador.

Finalmente, Ruben se retiró en la última fecha, tras ganarle a Belgrano en el Gigante en un final mucho más acorde con su historia y su conducta de vida. 

Ahora es tiempo de Ariel Holan que inicia un nuevo proceso. Las ilusiones también se renuevan. El nuevo conductor deberá reconfigurar el vestuario y armar un equipo competitivo, que haga olvidar rápidamente al hincha las desilusiones del 2024.